LA GUERRA DE LOS ONCE AÑOS (Ramón Leocadio Bonachea)

lunes, 3 de septiembre de 2012


LA GUERRA DE LOS ONCE AÑOS
   (Ramón Leocadio Bonachea) 
(8-24-12-5:10PM)
por Esteban Fernández 
Ahora que nos ha tocado que a algunos nos llamen intransigentes, no nos queda mas remedio que escudriñar nuestra historia patria.  Sí, hurgar mucho porque debemos saber a fondo quienes fueron los verdaderos patriotas que nos dieron un ejemplo de perseverancia y de lucha sin cuartel contra el enemigo. 
Sí, mis amigos, porque en la historia que estudiamos se le ponía extraordinario énfasis a  José Martí, a Antonio Maceo, a Máximo  Gómez, a Ignacio Agramonte y a Carlos Manuel de Céspedes. Y eso lo considero perfecto, porque hay que enaltecer a los jefes que diseñaron, tanto la base civil de la nueva república, como la estrategia militar de la contienda. Pero es necesario ahondar en esa historia para enterarnos de que había héroes poco conocidos  que también fueron unos bravos. 
Creo que la primera vez que usé la palabra "intransigente" fue cuando me topé con unos párrafos dedicados al General Ramón Leocadio Bonachea (en la foto). Cuando se menciona el nombre de este gran patriota cubano, debemos hacer una reverencia y quitarnos el sombrero ante su audacia y su heroísmo sin igual. Él es uno de esos insignes hombres que debía de ponerse en un pedestal por su tenacidad guerrera, dignidad y patriotismo. Desde que leí aquellos párrafos, lo añadí para toda la vida junto al General  Flor Crombet y al más joven general mambí Juan Bruno Zayas en la lista de mis ídolos.
Su primera gran batalla fue durante el ataque a Guáimaro donde se ganó los grados de teniente, y de ahí en adelante participó a lo largo de las campañas de la Guerra Grande. Ganó sus grados a ‘filo de machete’ en Sabana Nueva, Pitajones, Puerto Príncipe y  Minas de Juan Rodríguez y en mil combates más. Le hizo caso omiso al Pacto del Zanjón, y su respuesta a esa componenda fue establecer sus campamentos a ambos lados de la Trocha de Júcaro a Morón. Sin lugar a dudas, fue uno de los principales que "rompió el corojo"... 
Hubo instantes en que Antonio Maceo no tenía ni la menor idea donde se encontraba, pero sabía que estaba ¡Peleando como un verdadero león! Aparentemente, teniendo solamente un puñado de mambises a sus órdenes, era el único en determinado momento que ganaba batallas en Oriente.     
Trece o catorce meses después de firmado el Pacto del Zanjón, donde se dio por terminada la guerra grande, Ramón Leocadio Bonachea seguía al pie del cañón. Fue el último combatiente de la “Guerra de los Diez Años”, y la convirtió en La Guerra de los Once Años,  sin aceptar la tregua porque  los objetivos fundamentales de aquella larga lucha no se habían conseguido aún: la independencia de Cuba y la abolición de la esclavitud. Ramón sabía que la guerra había terminado oficialmente,  pero él quería seguir adelante aunque fuera solo en alma si fuera necesario. 
Protagonizó la prácticamente ignorada PROTESTA DE HORNOS DE CAL. Todo el mundo le aconsejaba que debía irse al extranjero, organizarse y armarse mejor. Ramón Leocadio fue lo que los americanos llaman "The Last Man Standing”, pero a pesar de su voluntad de hierro, llegó el momento que no le quedó otra alternativa que deponer las armas cerca de Sancti Spíritus, y hacer lo que él consideró una retirada táctica y breve.  
Partió hacia Jamaica. Inmediatamente se puso de acuerdo con los ex combatientes que allí residían y al poco tiempo utilizó un barco  para emprender su regreso a nuestra Patria para continuar la guerra. Navíos españoles lo detuvieron cerca de Las Coloradas cuando buscaba un lugar donde desembarcar, y rápidamente lo condenaron a muerte. Fue fusilado en el Castillo del Morro siendo todavía un hombre joven. Esa era de la única forma en que los españoles podían parar a este infatigable guerrero y gran patriota. 
Todos los cubanos que deseamos una nación libre, sin arreglos, ni pactos pacifistas con los enemigos de hoy, que son un millón de veces peores que los colonizadores, debemos rendirle todo tipo de honores  a quien fuera  EL REY DE LOS INTOLERANTES. ¡Gloria Eterna a Ramón Leocadio Bonachea!